Pueblo enfermo

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Vda. de Luis Tasso, 1911 - 263 páginas
 

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Página 201 - No hay buena fe en América, ni entre los hombres, ni entre las naciones. Los Tratados son papeles; las Constituciones, libros; las elecciones, combates; la libertad, anarquía, y la vida, un tormento.
Página 48 - Para él ser dueño de una ropa llena de bordados con la que pueda presentarse en la fiesta del pueblo o de la parroquia y embriagarse lo mejor que le sea permitido y el mayor tiempo posible, es el colmo de la dicha. Una fiesta le parecerá tanto más lucida cuantos i más días se prolongue.
Página 202 - Estos países caerán infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a las de tiranuelos casi imperceptibles de todos colores y razas, devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad. Los europeos talvez no se dignarán conquistarlos. Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América.
Página 247 - Hay muchas leyes que la protegen; pero, como casi todas las leyes entre nosotros, sólo se quedan escritas, si no son violadas por los mismos encargados de aplicarlas, que es lo general. Fuerza es desarraigar del sentimiento popular el prejuicio de que la raza indígena está irremediablemente perdida y es raza muerta.
Página 241 - Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra. Sí, que no todos los poetas que alaban damas debajo de un nombre que ellos a su albedrío les ponen, es verdad que las tienen.
Página 50 - ... modales y se enteran de la lengua castellana, que nunca la hablan. Parco y frugal, el indio, cuando no tiene que comer, puede pasar días enteros con algunos puñados de coca y maíz tostado. Para dormir le basta el suelo duro, y si a mano encuentra una piedra utilizable a guisa de almohada, duerme sobre ella tranquilamente, teniendo por cobertor el inmenso horizonte del cielo. Siempre anda descalzo; sólo usa ojotas cuando el terreno es muy pedregoso, y nunca se queja de su aspereza, porque...
Página 50 - Si no, es que algo le ha sucedido; seguramente el río se lo ha llevado, o un torrente lo ha cogido, o lo ha pulverizado una centella. La familia sólo se preocupa de recobrar los efectos perdidos, recuperar las bestias de carga, las ropas del difunto, su dinero, lo poco que haya podido dejar.
Página 54 - ... ha de suceder fatal e irremediablemente. No sabe determinar de manera lógica su respeto y sumisión a los hombres superiores oa las divinidades. Su concepción del Dios cristiano es en absoluto fetichista y no deja de adorar ciertas fuerzas inconscientes que juzga todopoderosas, sin escapar a una especie de fatalismo desconsolador, el cual emana, más que de la esencia de sus primitivas creencias, de ese Dios lo quiere de sacerdotes poco escrupulosos y diestros en domeñar la raza y conseguir...
Página 54 - Sojuzgado, pues, el indio por diferentes creencias contradictorias, enteramente sometido al influjo material y moral de sus yatiris, de los curas, patrones y funcionarios públicos, su alma es depósito de rencores acumulados de muy atrás, desde cuando encerrada la flor de la raza, contra su voluntad, en el fondo de las minas, se agotara rápidamente, sin promover clemencia en nadie.
Página 221 - Melgarejo tenía una capa colorada ; Santa Cruz iba cargado de condecoraciones, y encabezaba sus decretos: «Andrés Santa Cruz, gran ciudadano, restaurador y presidente de Bolivia, capitán general de sus ejércitos, general de brigada de Colombia, gran mariscal, pacificador del Perú, etc., etc.

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